Sin duda uno de los rincones
que más gustó cuando estuve en Boston fue Rockport, un pequeño pueblo pesquero
a tan solo una hora aproximada en tren desde el mismo centro de la ciudad. Es
un lugar que se funde totalmente por su artesanía y simplicidad, sus
características calles con sus banderas y casas de madera hacen que te transformes
a otro mundo en el que los rascacielos
no existen y en cambio te encuentras con el mar, cambiando totalmente de
ambiente.
Si tienes la suerte y el
tiempo suficiente de poder ir a Rockport
no debe sorprenderte que en la especialidad de sus restaurantes sea el pescado,
pero sobretodo no puedes marcharte de allí sin probar el plato estrella, las
''Lobster'' (langosta).
Otro de mis descubrimientos
fue entrar a una pequeña tienda de dulces donde encontré las ''Elephant ears''
(orejas de elefante), muy parecidas a las palmeras de aquí, pero aún más ricas.
Rockport, aunque no sean de
las mejores del país, cuenta con buenas playas para ir en época de verano. Es
característico también ir en invierno por su ambiente navideño y las
actividades que realizan.
Las langostas os esperan!!
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